Foto de la Portada del libro Ph.: Andrea Quinteros |
Luego de unos días de descanso, decido retomar –a mediados
de enero de este 2016- con la lectura.
Llevaba unos cuantos días reclamando este libro en la
biblioteca de mi ciudad. El mismo estaba en restauración, hasta que finalmente
pude dar con él.
Aquí va la ficha.
Título: “Crónicas de un Sepulturero”
Autor: Cenma Villa Nueva, a cargo del Prof. Luis A. Luján
Editorial: Luis Luján Editor
Año de edición: 2015
Lugar de edición: Villa María – provincia de Córdoba
Número de páginas: 123
Resumen: “Crónicas de
un sepulturero” es una obra de ficción literaria en donde se conjugan una serie
de relatos, en primera persona, narrados por personajes que trabajan, moran o,
simplemente están posicionados en una necrópolis de Villa María, Villa Nueva o
de la región, y desde allí vuelcan sus vivencias sobre experiencias
extraordinarias acaecidas en estos espacios lúgubres.
De este modo, en la contratapa del libro, el profesor Luis
Luján sintetiza las páginas de esta fantástica obra.
Me encontré con
historias que lograron atraparme y envolverme entre lo real y lo imaginario.
Hay historias divertidas y alegres –a pesar del contexto-, otras un poco tristes
que me hicieron reflexionar sobre los hechos narrados, y hasta quedó lugar para
contar alguna de amor y desengaño. También tiene relatos que lograron desvelarme
más de una noche y metafóricamente ¡morir de miedo!
Recuerdo esa noche de verano. El cielo totalmente estrellado
y luna llena. Me quedé en el comedor de casa, en silencio, leyendo alguna
historia.
El detalle: la puerta que da al patio abierta de par en par.
El segundo detalle: un poco -sólo un poco- temerosa.
Ya de madrugada, algo agotada de la rutina diaria y luego de culminar una de “esas” historias que me erizaron la piel, decido poner fin a la lectura y marcharme a la cama.
Me dirijo a cerrar la puerta
del patio y en ese instante advierto que al lado del asador hay una
enorme “calavera” que se dirige hacia mí, mi corazón parece que va a salir de
mi pecho a toda velocidad, pero yo soy más rápida en dar un portazo y correr
hacia la habitación. En ese instante reacciono y me doy cuenta que todo lo
sucedido en milésimas de segundos no es más que producto de mi imaginación y
que “esa calavera” que creí ver, era el lampazo colgado al revés. Mi corazón
vuelve a latir más lento y me dirijo a poner llaves a la puerta, por las dudas.
De todo esto, no le conté una sola palabra a Fercho; él es
más miedoso que yo, y de seguro creería que el lampazo en verdad es esa
calavera que imaginé, salida de los cuentos de ficción de “crónicas de un
sepulturero” y le llevaría semanas poder conciliar el sueño.
Andre Quinteros.
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